Allí se sentó un hombre en un trono
Aprendimos la tradición en los días de antaño
En verdades de cuentos entonces contados
Dos cuervos me piden que los siga
A un salón de oro
Allí se sentó un hombre en un trono
Cuyo ojo refleja mi alma
Él dijo: «Bienvenido hijo, el elegido
Por hechos verdaderos y audaces