Allí se sentó un hombre en un trono
Aprendimos la tradición en los días de antaño En verdades de cuentos entonces contados Dos cuervos me piden que los siga A un salón de oro Allí se sentó un hombre en un trono Cuyo ojo refleja mi alma Él dijo: "Bienvenido hijo, el elegido Por hechos verdaderos y audaces Toma este cuerno y renace Bebe tres veces el santo hidromiel Y sígueme al Gran Fresno El más sagrado de todos los lugares". Le respondí: "Antes de seguir y antes de tragar ¿Puedo preguntar su nombre? Porque no se mucho de ti señor o de dónde vienes". Él dijo: "Soy conocido por muchos nombres Un maestro de la inspiración Tanto guerrero como vagabundo El más alto de todos los chamanes. Sobre ocho patas cabalgo todos los días Al pozo del destino Con sed de conocimiento y talento para la batalla Que ningún hombre se atreve a debatir Mi lanza vuela recta, mis palabras son todas ciertas Soy llamado Allfather por el hombre Ahora bebe con prisa y sabor a poesía y seguramente sabrás quién soy". Así que con líquido consumido, mi alma fue exhumada De mi ser físico terrenal Y me colgué de un árbol, de la antigüedad incrédulo de lo que estaba viendo Durante nueve noches colgué de ese árbol barrido por el viento Herido por mi propia lanza Un sacrificio, yo mismo a mí mismo Por las runas que pronto aparecerían Los tomé gritando y volví a caer Y se paró frente a mi nuevo amigo Dije: "Tú eres Odín, el más sabio de los dioses Y líder de hombres valientes".